Aritz Aranburu (Quiksilver, Pukas, DC, Basque Team y Kirolgi) le ha tomado apego al rifle y en Teahupoo (Tahití) ha terminado por especializarse en la caza mayor. Dane Reynolds, Kelly Slater, Damien Hobgood y Tom Whitaker. A cada cual más difícil. Uno detrás de otro hasta llegar a la semifinal de la tercera prueba del circuito WCT, al que sólo tienen acceso los 44 mejores del mundo. El resultado que soñaba su fiel hinchada. Por de pronto ya se ha ganado el apodo de matagigantes, el gigant killer. Le cerró el paso a la final, Bobby Martínez, el a la postre ganador de la prueba.
Su resultado es simplemente soberbio. De matrícula de honor. Supone tanto o más como su clasificación hace dos temporadas para el circuito WCT. Esta hazaña le sirve para recuperar la fe en sí mismo, si es que la había perdido en algún momento. Y es que 2008, el curso de su estreno, fue muy complicado. Se lesionó el tobillo y la rodilla izquierda en la primera prueba, en Australia. Sus ilusiones al garete. De hecho, sigue entre los grandes gracias a una invitación especial de los organizadores del circuito. Poco importa eso ahora. Aritz se ha ganado el respeto del circo de la ASP (Asociación de Surf Profesional). El noveno puesto de Pipeline, en diciembre, y este último resultado deben significar un punto de inflexión en su carrera. Sólo tres europeos habían alcanzado antes una semifinal en la historia del circuito: Jeremy Flores, Tiago Pires y Miky Picon. Por si todavía fuera poco, su 9'77 en la manga contra Kelly Slater acaba como la mejor de las surfeadas en Tahití.
Su entrenador, con él
Aritz vendió tan cara su derrota que hoy pondrá rumbo a casa con la cabeza bien alta. Demostró que ha aprendido a superar situaciones complejas, también en el WCT como ya hacía en el QS. En ese punto se encontró a sí mismo con su mejor surf en condiciones de olas, huecas y hermosas, en las que es capaz de acortar la diferencia que -siendo justos- todavía existe sobre los grandes de este deporte. Aritz tubea como pocos.
Si además, por primera vez desde que está en el WCT, su entrenador, Aitor Francesena, le asesora sobre el terreno, desde el mismo agua, y no por teléfono como venía siendo habitual, se empieza a entender el porqué de su resultado. Claro que aun respondiendo igual lo mismo en la siguiente cita, en Brasil, Aritz puede caer eliminado a la primera. Está por ver. Por de pronto su gran resultado en Tahití le permite avanzar en la general hasta el puesto diecinueve y por tanto ahorrarse el tener que empezar las siguientes pruebas del circuito por la parte más complicada del cuadro como le ocurría hasta ahora.
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